CUARESMA
TIEMPO FAVORABLE PARA TU CORAZÓN
Amigas y amigos:
“Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación”. (2Corintios 6,2), con esta exhortación del
Apóstol Pablo quiero saludarlos e invitarlos a iniciar juntos como Iglesia la
celebración del tiempo de la Cuaresma, los cuarenta días en los que preparamos
la gozosa solemnidad de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, culmen de
nuestra Salvación.
Con el prefacio II de la
celebración eucarística del tiempo de cuaresma la comunidad alaba al Señor con
estas palabras:
«Porque has
establecido generosamente
un tiempo especial de
gracia
para purificar el
corazón de tus hijos,
de modo que, libres
de todo afecto desordenado,
vivamos las
realidades temporales
pero adhiriéndonos a
las eternas».
En esta acción de gracias
encontramos todo un proyecto espiritual para este tiempo especial que
comenzamos con el miércoles de ceniza.
La cuaresma es un regalo de
Dios, quien amorosamente nos concede este periodo para limpiar nuestro corazón;
es Él quien realiza la obra pero cuenta con nuestro aporte, espera que
reconozcamos nuestra fragilidad y nos dejemos ayudar para conseguir un espíritu
nuevo, bien dispuesto para alcanzar la vida eterna.
Con la imposición de la ceniza,
punto de partida del camino cuaresmal, reconocemos nuestra fragilidad: “recuerda que polvo eres, y en polvo te
convertirás”, al recibir este signo somos como el enfermo que va al médico
y le cuenta todos los síntomas que lo aquejan, así él puede empezar un tratamiento
para conseguir la cura del mal; así mismo, Dios recibe nuestra confesión de
fragilidad e inicia su misericordioso tratamiento en nosotros. Las medicinas
formuladas por nuestro médico divino son: la escucha de su Palabra, la oración,
la penitencia – que se viven a través del ayuno y la abstinencia – y la caridad
– la cual se expresa de manera significativa con la limosna –. En ese
tratamiento tan particular, se encuentra el centro del proyecto espiritual de
la cuaresma del que les habla más
arriba.
Algunas recomendaciones
prácticas para vivir con fruto la preparación de la Pascua por medio de la
cuaresma:
1
La ceniza que hoy recibimos es un signo
espiritual, no una creencia más, un agüero, un elemento supersticioso, tampoco
es un sacramento, no es una bendición particular de la que si nos privamos nos
va a ir mal. La ceniza es el signo del reconocimiento de nuestra condición
pecadora, por eso cuando vayamos, ojalá a celebrar la santa misa y en ella
recibamos este signo penitencial, con dolor en el corazón le digamos al Señor
que necesitamos de Él para poder dejar atrás nuestros pecados y nos
comprometamos a cambiar verdaderamente. Además tomemos conciencia que la ceniza
usada es la misma para todos, no hay ceniza VIP, esto quiere decir que todos
estamos untados del pecado de los demás y que nuestra conversión es el granito
de arena que ponemos para la conversión de nuestros hermanos. Salir con la
frente marcada con la ceniza es la confesión pública de la vergüenza de
nuestros pecados.
2
El ayuno y la abstinencia propuestos para este
tiempo no son una suerte de dieta – dejar de comer es tarea para quienes
tenemos unos cuantos kilos de más –, el ayuno y la abstinencia que agradan a
Dios consisten en: «soltar las cadenas
injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y
romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los
pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia
carne» (Isaías 58,2-7). Podemos dejar de comer, y tenemos que hacerlo en
los días señalados por la Iglesia, pero como signo de esto que nos pide el
Señor por medio del Profeta.
3
El fruto del ayuno y la abstinencia, para que
redunden en beneficio espiritual, deben ser compartidos con los que necesitan,
porque si no sería un ahorro en lugar de penitencia. El ayuno autentico debe
ser generoso, pues la Palabra de Dios es clara: “compartir tu pan”, no es comprar otro o dar lo que no
me gusta, es compartir el nuestro; no me ha pasado a mí, ni he visto el primero
que cuando nos acercamos a la vitrina donde se exhiben los platos que ofrecen
en un negocio escogemos y pedimos lo más feo que se ve, al contrario, nuestra
elección se inclina por lo que se ve más grande y apetitoso, - ¿no cierto? -,
cuando vayamos a compartir, demos lo que nos gusta para nosotros, pues el
Profeta Isaías continua diciendo: «Entonces despuntará tu luz como la aurora y
tu llaga no tardará en cicatrizar» (58,8).
4
Me parece que con lo anterior queda claro como
tiene que ser la caridad, no de lo que sobra, sino de lo mejor que tenemos.
5
La oración y la escucha de la Palabra de Dios
son fundamentales en este tiempo; también a la hora de la imposición de la
ceniza nos dirán: «Conviértete y cree en
el Evangelio», conversión y fe son el fruto de una meditación seria de la
Sagrada Escritura y de una oración autentica, allí Dios nos habla y nos
comunica lo que tenemos que hacer. Dediquemos tiempos especiales a estos
ejercicios en el periodo de la cuaresma.
6
Vivamos estos cuarenta días en comunidad, en
nuestra familia y con ellos participando en los ejercicios y espacios que nos
ofrece la Iglesia.
7
La cuaresma es camino hacia la Pascua, si bien
se vive con austeridad y en penitencia debe ser un caminar alegre, pues
caminamos seguros hacia la resurrección.
8
No puede ser un tiempo más, es Tiempo de Gracia,
y así como aprovechamos cualquier promoción de las cosas materiales,
aprovechemos el don de Dios que no se acaba nunca, al contrario siempre crece,
allí no hay el sofisma del $9.999.
9
En este tiempo pensemos en lo importante que
somos y lo mucho que nos ama Dios.
10 En
este tiempo contemplemos todo lo que hizo, sigue haciendo y continuará
realizando el Padre por nosotros para que seamos agradecidos con Él y
resucitemos de nuestra miseria espiritual. Signo de nuestra resurrección puede
ser el compromiso de anunciar a otros hermanos la alegría que experimentamos.
Les
deseo una santa cuaresma colmada de frutos de conversión y así al llegar a la
Pascua, llenos de alegría por la liberación del pecado, podamos decir como los
apóstoles: ¡Es verdad, el Señor ha
resucitado!